Proclamada la precursora del punk, Patti Smith acudió al Palau del Comtes d’Aimamans de Lloseta (Mallorca) para ofrecer un espectáculo más de rock y poesía que ya prometió hace dos años.
La cantante, compositora y poetisa vino acompañada por el guitarrista Lenny Kaye, con el que trabaja desde 1971, y por el batería Jay Dee Daugherty, también miembro original del ‘Patti Smith Group’. Completaron la formación el bajista y pianista Tony Shanahan y el guitarrista Jack Petruzzelli.
Después de su primera visita a la isla, Patti salió a la palestra con autenticidad y cercanía contagiadas desde la primera nota entre los cientos de asistentes. Alusiones a la victoria de la selección española de fútbol y loas a la isla engancharon al público durante las dos horas que duró el bolo, junto a la ya ristra de clásicos que arrancaron con la enérgica “Till Victory”, seguida de “Rock n´ Roll Nígger”.
Sus discursos activistas se sucedieron con “People Have the Power” y la ya archiconocida (y temazo) “Gloria” que hicieron vibrar y canturrear al público repartido por todo el patio interior del Palau. También el sentido recuerdo a los ausentes como Mapplethorpe, Juana de Arco, Lorca o Chopin en “People Who Died”, o la dedicada “Beneath the Southern Cross” a Kurt Cobain. Sin desmerecer la ejecución del repertorio restante: “Free Money”, la stoniana “Play With Fire”, la tarareada “Because the Nght”, “Pissing in a River” y “Dancing Barefoot” que espolvorearon el buen hacer de una banda perfectamente acompasada y una líder que no pierde sus alardes de juventud.
Un más que agradable espectáculo, sentido y auténtico, como su anfitriona (por la que no parecen pasar los años), y poco usual por estos lares lo que aumenta su genialidad y disfrute gracias a otra apuesta de Fonart.
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